La estatua de Cristo Redentor en Río de Janeiro
Símbolo de una ciudad, Río de Janeiro, y de todo un país, Brasil. Con sus brazos abiertos, la estatua de Cristo Redentor parece dar la bienvenida a todos los que se acercan a la gran ciudad brasileña y proteger, en una especie de abrazo, a todos los que viven en ella.
A la estatua de Cristo Redentor se acercan miles de visitantes cada día, independientemente de las inclinaciones religiosas
La de Cristo Redentor es una de las estatuas más reconocibles de todo el mundo, al punto de ser considerada como una de las grandes maravillas del mundo en la actualidad. Las personas que visitan por día esta estatua se cuentan por miles, venidas de todas partes y con todo tipo de inclinaciones religiosas.
La idea de construir una estatua así surge en el siglo XIX, aunque el proyecto verdaderamente se gesta ya en el siglo XX. Concretamente, fue a partir de la década de los veinte cuando un grupo de católicos, en un país de gran devoción religiosa como éste, empezó a dar los pasos para la construcción de la estatua, eligiendo un proyecto del arquitecto Heitor Da Silva y buscando la financiación, que llegó en buena parte por vía popular.
Los trabajos de la construcción de la estatua se encargaron a un artista francés, Paul Landowski, que realizó la mayoría de las piezas en su taller en Francia. Todo lo que es la construcción de la estatua, hasta su inauguración definitiva el 12 de Octubre de 1931, es un proceso larguísimo y la mar de interesante, un auténtico reto en el que, y presumen de ello, nadie perdió la vida pese a las dificultades que suponía.
La estatua se encuentra sobre el cerro del Corcovado, a más de 700 metros de altura sobre el nivel del mar. Se eligió esta ubicación con respecto a otros cerros que rodean Río porque éste del Corcovado era el más alto de todos. Además, ya contaba desde el siglo XIX con un sistema de transporte que permitía subir a la cima, que venía muy bien para el tema de la construcción.
Para subir hasta el cerro del Corcovado hay un tren que existe desde el siglo XIX
Ese tren antiguo es el mismo que lleva ahora a los visitantes hasta la cima del monte y a los pies del gran pedestal de Cristo Redentor. Desde ahí, las vistas ya son increíbles, pero todavía se puede subir un poco más alto, a través de ascensores, escaleras mecánicas y escaleras de las de toda la vida.
Dado que estamos ante un mirador impresionante, lo ideal es subir hasta ahí en días despejados, sin lluvia o sin niebla, para poder disfrutar completamente de las vistas sobre la Bahía de Río. También es más recomendable la mañana que la tarde, especialmente para los amantes de fotografía, porque de tarde el sol da de cara a los visitantes.
En el mundo nos encontramos otras estatuas semejantes, como la estatua de Cristo Rei de Lisboa o la de Puerto de Plata en República Dominicana. Estatuas que se construyeron a posterioridad, inspiradas claramente en éste Cristo Redentor de Río de Janeiro.
Foto | Flickr – Dany13