Orense, la ciudad áurea
El río Miño que transcurre por la ciudad de Ourense es probablemente el responsable del nombre de esta tranquila ciudad. En la época romana la riqueza de oro en la zona era tal que el propio río dejaba el preciado metal en sus orillas. Es posible que Orense proceda de Auriense, la ciudad de oro. Fue este metal precioso el que dio relevancia a la ciudad en aquella época, de la que queda un puente (A Ponte Vella) varias veces reconstruido que formaba parte de un ramal de la Vía XVIII. Se conservan algunas piedras del original en la base. El Puente Viejo fue muy importante en la instauración de la ruta portuguesa del Camino de Santiago.
Otro posible origen del nombre de Ourense son sus aguas termales. Podría derivar de Aquae Urente, augas abrasadoras, lo que correspondería con los 67 grados a los que brota este agua mineromedicinal. Y es que la ciudad se levanta en torno a unas burgas, termas, en la orilla izquierda del Miño. Su imagen actual se debe a las distintas reformas desde el siglo XVII. En el jardín inferior está la Burga de Abajo, una fuente de estilo neoclásico del XIX. En la superior la Burga de Arriba una fuente del siglo XVII.
El casco antiguo de Ourense está muy bien conservado y fue declarado Monumento Nacional en 1931. Destacan en él la Plaza Mayor y la Catedral, construida entre mitad del siglo XII y avanzado el XIII en estilo románico con influencias compostelanas. Destaca, ente otras muchas cosas, la fortificación del edificio que se debe a que el obispo era a su vez señor feudal.
El barrio modernista es otro de los lugares imprescindibles durante la visita a Ourense. Entre sus singulares edificios encontramos el Claustro de San Francisco o Santa Eufemia, entre otros interesantes. Numerosos puentes, como el del Milenio, edificios civiles y religiosos, así como la gastronomía orensana, merecen que volvamos a hablar de esta preciosa ciudad en próximos artículos.
Foto | Flickr-Robert
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