El bocadillo de calamares, el rey de los bares de Madrid

El bocadillo de calamares, el rey de los bares de Madrid

Escrito por: Victor Alós    31 agosto 2015    2 minutos

Cada pueblo y ciudad de España tiene un plato o una especialidad que muestra la grandeza gastronómica de cada una de las poblaciones españolas. Madrid es la capital y por ello no tiene solo un plato especial, buscado por los propios madrileños y también por los miles de visitantes que tiene la ciudad. Si el cocido madrileño reúne a amigos y familiares en torno a una mesa, cuando se trata de salir de casa y comer rápido, no se busca una hamburguesa, sino un bocadillo de calamares.

El origen del bocadillo de calamares es bastante oscuro y no se encuentra mucha información sobre él. Se sabe que en el siglo XVII se estableció una ruta para abastecer la capital de pescado fresco, que era necesario durante las épocas de cuaresma, cuando estaba prohibido tomar carne.

Se cree que se comenzó a servir rebozado, algo que es muy del gusto de los madrileños, como comida rápida y económica. El rebozado permitía que cundiera más y que con menos calamar se aportara más alimento. Se supone que se solía servir en un plato junto a un trozo de pan. Es de suponer que a alguien se le debió ocurrir abrir el pan y poner el calamar dentro. La ausencia de espinas convirtió a este producto del mar en algo muy práctico para degustarlo entre el pan.

Con el tiempo, el bocadillo de calamares se ha convertido en el símbolo de los bocadillos de Madrid y es fácil encontrarlo en muchos de los bares tradicionales de la villa y corte. Las calles del centro y la Plaza Mayor son los lugares donde se puede disfrutar de un bocadillo de calamares, hecho a la manera tradicional, con calamar cantábrico, un rebozado fino y sabroso, cocinado con aceite de oliva y siempre, pan crujiente y del día.

Hay listas de los mejores bocadillos de calamares de Madrid, aunque casi todas tienen como protagonistas los bares de la Plaza Mayor, donde se puede tomar un buen bocadillo de calamares y una caña por muy pocos euros en la barra. Si se toma en la terraza, el precio crece un poco, aunque no demasiado. Las calles de los alrededores de la Plaza Mayor también acogen a bares «de siempre» donde poder disfrutar de este sabroso bocadillo, y en la calle Atocha, junto al Museo de Arte Reina Sofía se encuentra El Brillante, del que dicen que hace el mejor de todos ellos, aunque resulta considerablemente más caro.

Foto | Vicenzo Caico- Flickr

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