La ciudad de Santander, belleza, nobleza y lealtad
La muy noble, siempre leal, decidida, siempre benéfica y excelentísima. Así reza el lema de una de las ciudades más bellas de nuestro país y del mundo en general. Ciudad y municipio a la vez, capital de la comunidad autónoma de Cantabria, recibe la fría brisa del Mar Cantábrico por el norte y se llama Santander.
Desde la época romana, Santander viene sentando las bases de su propia historia a lo largo de los siglos. Cabe destacar que fue, a partir de los siglos XVIII y XIX, cuando la ciudad comenzó a impulsarse a un mayor nivel comercial y urbano, añadiendo a ello su vocación turística con su oferta balnearia desde la segunda mitad del siglo XIX.
Muchos son los lugares que poder apreciar en Santander, por lo que vamos a destacar algunos de ellos. Su arquitectura es realmente exquisita, mostrando edificaciones de tipo civil y religioso y museos. Además, conjuntos históricos y espacios naturales le otorgan un brillo que pocas ciudades poseen.
Edificios civiles como los del Banco de España (de comienzos de siglo XX y basado en el estilo renacentista italiano), el Banco de Santander (construido a finales del siglo XIX), el lujoso Hotel Real (de principios del siglo XX, en color blanco y con tejado de pizarra) o el Palacio de Exposiciones y Congresos, ubicado en la Playa del Sardinero.
Edificios de carácter religioso como la Catedral de Santa María de la Asunción (de estilo gótico, data del siglo XIV y son dos edificios superpuestos, una iglesia y la catedral construida sobre ella), el Convento de las Madres Clarisas (de mediados del siglo XVII, destaca por ser, en la actualidad, sede de la Tabacalera) o la Iglesia del Santísimo Cristo, de principios del siglo XII, en cuyo interior se pueden observar yacimientos arqueológicos a través de un cristal que hace las veces de suelo.
También existe otro tipo de oferta cultural a través de los museos. Museos como la Casa-Museo de Menéndez Pelayo (en honor al famoso escritor, conteniendo más de cuarenta y un mil volúmenes donados por él mismo), el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (situado en el centro de Santander, destaca por unas excelentes muestras pictóricas), el Museo de Prehistoria y Arqueología o el Museo Marítimo del Cantábrico, donde podemos aprender todo sobre el mundo marino.
Santander también resalta por sus magníficas playas. Playas como La Magdalena o el Sardinero. La Playa del Sardinero, cuyo origen data del siglo XIX, derivando su nombre de ser, durante mucho tiempo, un caladero de sardinas. Tiene 2 kilómetros de largo y comenzó sus obras de urbanización a mediados del siglo XIX para convertirla en lugar de visita y residencia de muchos burgueses.
Sus paisajes naturales tampoco pasan desapercibidos. El Parque Natural de las Dunas de Liencres es el conjunto de dunas más grande de toda Cantabria, mientras que el Parque de la Naturaleza de Cabárceno es el parque de animales más extenso de Europa con unos enormes recintos para poder apreciar a las diferentes especies animales casi en libertad.
Para finalizar, una buena comida a base de cocido con alubia, berza, carne de cerdo y morcilla de arroz (en el caso del cocido lebaniego, se cambian las alubias por garbanzos), seguida de un buen pescado como salmonetes, bocartes, lubinas o sardinas, para acabar con un postre como la polka (un exquisito hojaldre con una capa de azúcar por encima), los sobaos o las quesadas.
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Vía | spain.info
Foto | flickr-juanjominor