Museo Guggenheim en Bilbao, arte por dentro y por fuera
El Museo Guggenheim de Bilbao está de celebraciones, cumple quince años. Ya casi nadie recuerda sus comienzos llenos de críticas basadas en el desorbitado precio que costaría un edificio tan peculiar y atrevido en sus materiales y su diseño a las arcas vascas. Muy al contrario, este museo ha acabado contribuyendo en la economía de la ciudad de forma muy positiva ya que atrae miles de visitas a lo largo del año.
El Museo Guggenheim forma parte de la Fundación Solomon R. Guggenheim, dedicada a promover el arte moderno. Normalmente las salas del museo se llenan de arte contemporáneo de todo el mundo con exposiciones itinerantes y con algunas otras permanentes. Sin embargo, en ocasiones también se han expuesto obras de arte más antiguo con el objetivo de resultar interesante a un mayor sector de público.
En este caso Contenido y Continente son prácticamente igual de relevantes ya que la estructura del edificio es toda una obra en sí misma, pionera en su estilo y diseño. Su creador, Frank Gehry, quiso dar una imagen de desorden pero solo aparentemente. Buscó conseguir la mayor cantidad de formas curvas y sinuosas con lo que esto implicaba a la hora de revestirlas con materiales como el titanio, la piedra caliza o el cristal.
Desde el exterior puede contemplarse en diferentes perspectivas, cada una de ellas reveladora de nuevos aspectos. Desde los lados asemeja un barco varado en la ría de Bilbao y desde el aire parece una flor. El titanio de su revestimiento pretende asemejar las escamas de un pez. Todos estos detalles unidos a las valoradas e interesantes exposiciones de su interior han conseguido que el Guggenheim sea uno de los edificios más fotografiados y visitados por los turistas.
Foto | Flickr-Cocoate
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