El Gallo de Barcelos, el souvenir más portugués

Si entras en casa de algún amigo o familiar y ves una figurita de cerámica de un gallo negro con motitas de colores (como el de la imagen) ten por seguro una cosa: o han estado de visita en Portugal o alguien se lo ha traído de allí. Y es que esta figurita es uno de los souvenires por excelencia que podréis comprar en este país.

El gallo tiene su historia, y para conocerla hay que acercarse a Barcelos. Cuenta la leyenda que en esta localidad, un peregrino de paso a Santiago de Compostela fue acusado de robar y por eso iban a pasarlo por la horca. El peregrino fue a pedirle clemencia al juez, que andaba saboreando un gallo recién cocinado, y como éste la negó, el peregrino vaticinó que ante la injusticia que se iba a cometer el gallo que tenía sobre la mesa iba a cantar.

Y vaya si cantó, o eso dicen. Muerto, desplumado y cocinado, el gallo cantó y el juez reconoció su error. Logró salvar al inculpado de su pena que, años más tarde, esculpió un gallo en un cruceiro. Y esta parte de la historia es lo más real de ella porque el cruceiro existe.

El caso es que ese gallo es conocido como el Gallo de Barcelos, y es muy fácil de encontrar en Portugal. Lo más común es en una figurita de cerámica, industria de la que también puede presumir este pueblo portugués llamado Barcelos, pero lo podéis encontrar en otros muchos sitios. Cosas de la industria del souvenir.

Foto | Flickr – Leo Gonzales

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