La ciudad vieja de Berna

La belleza es subjetiva y depende del observador encontrarla en uno u otro lugar, no así la armonía que suele formar parte de lo que consideramos bello. Y es esto, la armonía y la coherencia lo más significativo de la ciudad vieja de Berna. El centro de la capital suiza destaca por su arquitectura medieval y su planificación urbana excepcionalmente coherente a través de los siglos, lo que fue reconocido por la UNESCO al incluirla en el Patrimonio de la Humanidad en 1983.

La ciudad se levantó sobre una colina rodeada por un meandro del río Aar, probablemente en 1191, por el duque Berchtold V de Zähringen. En 1218 al conseguir ser una ciudad libre, comenzó su expansión hacia el Zeitglochenturm, al oeste y posteriormente, durante el protectorado de Pedro II de Saboya se extendió hacia el Käfigturm.

El casco antiguo de Berna debió ser reconstruido tras un gran incendio en 1415 y posteriormente restaurado en el siglo XVIII. En ambas ocasiones los trabajos fueron fieles al original y hoy podemos disfrutar de esta magnífica ciudad medieval. Entre los lugares que no debemos perdernos destacan:

• La Zeitglochenturm, el campanario del reloj, que fue construido en el siglo XII y restaurado en 1771. Tiene un calendario astronómico, un carillón del año 1530.
• La Catedral en estilo gótico tardío y su campanario de 100 metros de altura
• Las magníficas arquerías comerciales del siglo XV que junto a las fuentes ornamentales del XVI son la seña de identidad de la ciudad. Entre estas últimas no dejes de ver la Kindlifresserbrunnen cerca de la Torre del reloj, la Zähringen y la fuente de la Justicia Gerechtigkeitsbrunnen, entre otras muchas.
• La casa de Einstein en la que vivió durante dos años, entre 1903 y 1905. Está en Kramgasse 49.

Vía | World Wonder Projects Google
Foto | Flickr-Márcio Cabral de Moura

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