El Museo de las Patatas Fritas, en Brujas
Uno de los productos estrella de la gastronomía belga es la patata frita. Sirve para acompañar todo, desde los platos más simples, como un bocadillo, a algo más elaborado como unos mejillones. Cuando viene el hambre, es fácil encontrar un puestecillo en el que comprar patatas fritas y aderezarlas con una salsa a nuestro gusto.
Los belgas dicen que ellos fueron los primeros en preparar las patatas así, fritas, y no los franceses. Dicen también que nadie las prepara como ellos, con un corte perfecto, el dorado ideal y la textura y sabor adecuadas. Y no se quedan ahí, pues para demostrar todo esto han llegado a crear hasta su propio museo de la patata frita.
Lo encontraréis en Brujas, una ciudad que tiene otros museos gastronómicos, como el Choco Story, y otros museos curiosos. Todos están creados por los hermanos Van Belle, que parece que tienen la finalidad de crear museos únicos en el mundo, o al menos hacer museos serios de cosas que no nos parecen serias.
Porque la intención del museo no es otra que la de ser instructivo. Con una visita a este lugar aprenderemos, por si no lo sabíamos ya, de dónde viene la patata y cómo se introduce y se propaga por Europa, sabremos si realmente son los belgas los pioneros en freír patatas y conoceremos los trucos para conseguir una fritura perfecta.
El edificio en el que se encuentra el museo se llama Saaihalle, un vetusto edificio de piedra del siglo XIV en el centro histórico de la ciudad. La entrada al museo cuesta 6 euros, precio que para el que no le cunda con la visita en sí servirá al menos para pagar la degustación final.
Página oficial | Friet Museum
Foto | Flickr – Kristina Hoeppner
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