Las fiestas de Krakelingen y Tonnekensbrand, en Geraardsbergen
En Geraardsbergen, una ciudad famosa porque allí se encuentra el Kapelmuur, uno de los rincones ciclistas más conocidos a nivel mundial, se celebran a finales de febrero dos fiestas muy populares y muy curiosas. Las dos, aunque no tengan una que ver con la otra en principio, se celebran el mismo día, por lo que es normal hablar de ellas como un todo.
La primera de ellas se llama Krakelingen, igual que las galletitas o panes que llevan ese nombre, y esta festividad a su vez se divide en dos partes. La primera es un desfile etnológico, en el que las autoridades de la ciudad visten trajes regionales y en el que alrededor de un millar de voluntarios representan escenas de la historia de esta ciudad, que es de las más antiguas de Bélgica.
El desfile llega a una colina, el Oudenberg o Montaña Vieja, donde tiene lugar la segunda parte de la festividad. Allí, tras un acto religioso, se reparten 10 mil krakelingens entre los asistentes, y uno de esos panecillos, sólo uno, contiene un premio. El ganador se llevará a su casa un krakelingen de oro, que se elabora cada año para esta festividad.
Tras la fiesta de Krakelingen, que tiene lugar a la tarde, se celebra la fiesta de Tonnekensbrand, que tiene lugar por la noche. Durante esta festividad se quema un tonel de paja, para simbolizar el adiós al invierno y la llegada de la primavera. Todo el acto se produce en el Oudenberg, el mismo lugar donde antes había tenido lugar el acto del reparto de krakelingens.
Mientras arde ese tonel de paja, se reparten antorchas entre los adultos. La idea es la de prender la antorcha en las llamas del fuego encendido y bajar desde la colina hasta la población, para reunirse en la principal plaza, donde se pone fin a este tradicional día de fiesta del que ya hay referencias históricas en el siglo XIV.
Foto | Wikimedia Commons – Jan Coppens
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