Spa, la ciudad que ha dado nombre a todos los balenarios del mundo

Todos hemos visitado, en alguna ocasión, un spa. Un sitio donde poder disfrutar de las aguas termales, recibir masajes que revitalizan el cuerpo y la mente y donde poder seguir tratamientos de salud. Y todos esos lugares tienen en común su nombre. Un nombre que deben a una ciudad de Bélgica que es, precisamente, conocida por sus aguas termales y por muchas cosas más.

Spa es una pequeña ciudad de Bélgica, ubicado en el corazón de las Ardenas y la mejor manera de llegar hasta allí es el coche. Pero también se puede acceder hasta esta ciudad desde Bruselas en tren, con un transbordo. El viajero se va a encontrar con una ciudad con un toque de ese ambiente que dan los edificios de fin de siglo XIX y que perduran a lo largo del tiempo.

Aguas termales

En Spa encontramos las famosas Termas de Spa. En ella hay un completo circuito que permite sumergirse en casi 8.600 metros cuadrados de piscinas con aguas termales. Un paraíso para el relax y el disfrute en un entorno natural muy atractivo. En algunas piscinas se puede encontrar agua a distintas temperaturas, hasta los 90ºC.

El agua proviene de un manantial llamado «Clementine«. En estas aguas se pueden encontrar muchos minerales y otros elementos que permiten disfrutar de unos baños relajantes como no se encuentran en otro lugar del mundo. Pero no todo son piscinas sin más, sino que hay instalaciones campanas de agua, jacuzzis con burbujas, sillones, cañones de agua y otras instalaciones que convierten la visita a Spa en una experiencia inolvidable.

Otros alicientes de Spa

En Spa no solo se puede disfrutar de estos baños saludables, sino que también hay oportunidad de disfrutar de compras en la Galería de Leopoldo II. Es una galería típica del siglo XIX, con una cubierta muy elegante. Está divida en dos pabellones, que albergan varias tiendas y 160 columnas que sostienen el techo.

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El Museo de la Lavandería es una muestra, precisamente, de la historia del lavado. Un repaso desde la antigüedad hasta la actualidad, con reproducciones de un lavadero tradicional, técnicas de planchado y otras muchas cosas curiosas sobre el lavado, aunque no se conozca ni se valore como debe.

También se puede visitar el Casino de Spa, donde se pueden ver varios juegos de azar y probar suerte en ellos. Un casino tradicional y con una estética del siglo XIX que también resulta, cuanto menos, interesante.

Además, los aficionados al mundo del automovilismo han convertido Spa en un lugar de peregrinación, ya que a las afueras está el circuito de Spa-Francorchamps. En este circuito se celebra el Gran Premio de Bélgica, así que se reúnen miles de aficionados cada año.

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