Un pueblo tico llamado Cahuita

, que es un área natural protegida llena de cocoteros, así como de un sinfín de diversas especies tanto de flora como de fauna. Un mar azul turquesa de aguas calientes y un arrecife de coral de considerables proporciones, completan el paisaje que un avezado viajero disfrutará, si se decide a viajar a esta extraordinaria parte del mundo.

Al llegar lo primero que notará será la ausencia de lujos. Con sus calles sin asfaltar y sus imágenes teñidas de impresiones radicales, Cahuita se presenta como un lugar no exento de ciertos peligros. Pero esa primera impresión da paso rápidamente a una sensación de confort y tranquilidad.

Tras el aspecto salvaje se esconde una mezcla de culturas muy significativa. Dada su proximidad con Jamaica, esta zona en concreto, se nutre de la cultura pseudo anglosajona que impregna la zona. Hay mucho rastas, mucha marihuana, pero también hay muchos foráneos, instalados permanentemente, que disfrutan de una vida tranquila y sin estrés. Se puede alquilar un apartamento decente por muy poco dinero y se puede disfrutar de un paradisíaco paseo a lo largo del Parque Nacional.

Si nos adentramos en el Parque, nos encontraremos senderos como este y descubriremos varias especies de monos, además de cangrejos de un color inverosímil y muchas otras sorpresas gratificantes. Si de repente nos entra un calor tremendo, podemos salirnos un poco del sendero, no mucho, no vayamos a perdernos en la selva, para bañarnos en unas aguas cristalinas, que tampoco nos refrescaran tanto, pero que al menos nos harán sentir en el mismísimo cielo ideal.

Foto | diasfax
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