El Malecón de La Habana
El Malecón de La Habana es tan representativo para la ciudad como la Torre Eiffel para París o la Estatua de la Libertad para Nueva York. Es una visita obligada al estar en la capital cubana. El muro de 8 kilómetros de largo transcurre paralelo a la línea de costa y limita uno de los lados de la impresionante avenida de seis carriles a la que da nombre.
La construcción del Malecón comenzó en 1901 durante el gobierno provisional norteamericano sobre un proyecto antiguo del el ingeniero cubano Francisco de Albear. Fueron necesarios 50 años para ver concluida la obra que, se extiende desde el Castillo del Morro hasta la desembocadura del río Almendares, en el norte de La Habana. En invierno las olas pueden romper por encima del muro sorprendiendo a los turistas. En los meses de verano el Malecón bulle de actividad. Habaneros y visitantes comparten un espacio de reunión único en el que, con el mar como incomparable fondo, se mezclan las conversaciones, el ron y la música en directo con los bañistas, los pescadores y los bohemios.
Al otro lado de la avenida, que es una de las principales arterias de la ciudad, se levantan señoriales las casas y monumentos que hablan del origen acomodado de esta zona. Algunas están en muy mal estado y se ha comenzado su restauración. Algunas de estas casas coloniales permiten la entrada para poder disfrutar de su bella estructura y sus detalles arquitectónicos como columnas barrocas profusamente adornadas.
Monumentos a personajes ilustres cubanos salpican la avenida en la que también encontramos hoteles tan representativos como el Nacional que aún conserva los cañones usados durante la defensa de La Habana de España, y otros no menos interesantes como el Riviera, y el Meliá Habana. Si quieres alojarte en esta zona de la ciudad puedes consultar en tu agencia de viajes o aprovechar las redes sociales para encontrar más información, por ejemplo en Rumbo.es en Twitter.
Vía | Ecured
Foto | Flickr-CescoMad
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