Cinco platos para disfrutar de la gastronomía de Asturias
Asturias es una Comunidad Autónoma que recibe a muchos turistas a lo largo del año, no solo en verano. Y además de poder disfrutar de muchos lugares interesantes, con la cultura y la naturaleza como principales argumentos, también podemos degustar alguno de sus platos tradicionales, muy atractivos y sabrosos. Una auténtica joya de la gastronomía del Norte de España. Veamos cinco de esos platos tradicionales asturianos y sobre todo, vamos a probarlos en cuanto tengamos ocasión.
Fabada asturiana
Es el plato más conocido de la gastronomía asturiana. La clave de este plato es el tiempo de cocción de les fabes, nunca menos de hora y media, aunque puede variar según el grado de maduración del principal ingrediente. A esto se añade chorizo, morcilla y panceta, aceite de oliva y otros ingredientes que dan forma a uno de los platos más contundentes de la zona. En verano sabe igual de bien, pero quizá es mejor dejarlo para épocas más frías, donde las calorías ayudan a soportar el frío.
Cachopo
El otro clásico de la cocina asturiana, que estos últimos años está siendo muy popular fuera de Asturias. ¿El secreto? Un filete de ternera con queso y jamón, rebozado y servido con unas patatas fritas como acompañamiento. Un clásico que actualmente está sufriendo una revolución, ya que se añaden otros productos a la receta, como la cecina, queso de cabra o carne guisada como base. Todo, claro, productos de la tierra.
Pote asturiano
Otro plato contundente, aunque la climatología de Asturias permite que en agosto se pueda disfrutar igualmente. Se hace con productos de la matanza y se suele cocinar en la chimenea, por lo que suele consumirse en invierno. Se sirve en un plato de barro muy caliente, para combatir los rigores del duro invierno asturiano.
Tortos
Estas tortillas de maíz son un complemento que se puede acompañar tanto con alimentos salados como morcillas, chorizos, quesos, jamón, huevos o cualquier otra cosa, además de dulces como membrillo o chocolate. Un comodín para hacer de la comida o la cena algo más variado y que no resulta tan contundente como los platos anteriores, si se prefiere hacerlo más ligero.
Pastel de cabracho
Este plato es algo más ligero que el resto, pero no por ello menos sabroso. El cabracho se tritura una vez limpio y se le añade tomate, varias yemas de huevo y las claras a punto de nieve, junto con nata y se sala al gusto. Se hornea en un molde durante una hora y una vez frío se pone en una fuente y se porciona. Se sirve con lechuga picada muy fina y mayonesa, por lo que queda muy suave y sabroso.