El descenso del Sella, una aventura por el rÃo asturiano que no falta ningún año
En el mes de agosto de 1929 un asturiano llamado Dionisio de la Huerta se reunió con sus amigos y decidió bajar con su piragua por las bravas aguas del rÃo Sella. Fue una jornada deportiva en la que su valor y pericia se unió a una fiesta que hizo que año tras año volviera a repetirla. Primero, junto a esos amigos que cada vez eran más, pero luego con la presencia de más personas que se animaban a lanzarse a esta aventura que este año cumple 81 años de celebración ininterrumpida.
Este año 2017 se celebrará el dÃa 5 de agosto y volverá a reunir a una buena parte de aficionados al deporte y a la diversión, porque la Fiesta de las Piraguas no solo se limita a la bajada con barca por el Sella, sino que lleva parejo una gran fiesta que cada año reúne a miles de aficionados a este deporte y también a disfrutar de todas las actividades paralelas que se pueden celebrar durante esa intensa jornada.
La jornada comienza pronto, reuniéndose en Arriondas, el punto de salida las más de 1.000 piraguas y sus ocupantes, que van ocupando la salida mientras la fiesta va creciendo a su alrededor. A las diez de la mañana sale el Tren Fluvial desde Oviedo, que llega a la población un poco antes de la celebración de la carrera y a su llegada comienzan los desfiles de gaiteros y personajes de la mitologÃa asturiana que participan junto a los piragüistas de la fiesta.
Se lee el pregón de las piraguas y seguidamente suenan los himnos de las piraguas y de Asturias, dejando todo listo para el inicio de la competición. A las doce se liberan los cepos que retienen a las piraguas participantes y comienza el espectáculo. En los 20 kilómetros que separan Arriondas de Ribadesella, los deportistas se encontrarán con rápidos, aguas cambiantes y también pequeñas zonas donde el agua no es tan brava y que les permitirá coger fuerzas para seguir.
Mientras los participantes en el descenso se afanan por llegar al puente de Ribadesella, el tren fluvial les sigue por las vÃas que discurren junto al rÃo. Al llegar a la meta, se entregan los premios a los ganadores y se prepara la comida en los Campos de Oba, en Llovio, amenizada por la música de las gaitas. La fiesta continúa durante toda la semana y la alegrÃa de una fiesta que comenzó casi como una broma entre amigos domina, como cada año, la zona de Ribadesella.
Foto 1 | Diego Muñoz – Flickr
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