Descubre Galicia a través de su pasado romano más desconocido
Galicia es tierra de meigas, de buena gastronomía y de imponentes paisajes naturales. La arquitectura también es un pilar importantísimo de esta comunidad, cuya joya de la corona es la Catedral de Santiago de Compostela. Hasta la capital llegan de forma anual miles de peregrinos que, tras recorrer alguna de las posibilidades que ofrece el camino, encuentran en las calles empedradas de la ciudad y en el aire que en ellas se respira una cultura nueva y desbordante.
No obstante, Galicia no solo se remite a la importancia de Santiago de Compostela como centro de la cristiandad. Mucho antes de que los restos del Apóstol llegaran a Iria Flavia, las tierras que ahora conforman la comunidad estuvieron habitadas por los galaicos, uno de los pueblos prerromanos de la Península que dejaron tras de sí un numeroso número de construcciones arquitectónicas denominadas castros y que son todo un emblema de Galicia. En algunos de estos yacimientos puede observarse la influencia de los romanos quienes, a su llegada a la Península, sometieron a la población autóctona a un proceso de romanización. La intensa dominación romana y la configuración de Hispania como una provincia más del Imperio, permiten que a día de hoy todavía sea posible rastrear la huella romana en la comunidad a través de sus restos arqueológicos.
A continuación os hablamos de algunos de los lugares más desconocidos del pasado romano en Galicia, el cual habitualmente suele simplificarse a la muralla de Lugo y la Torre de Hércules.
Campamento Romano Aquis Querquennis
Ubicado en Bande (Ourense) se configura como uno de los restos romanos más antiguos de Galicia. El campamento militar Aquis Querquennis fue construido alrededor del siglo I y II d.C en un lugar estratégico de la Vía Nova o Vía XVIII que unía Astorga con Braga. El yacimiento, que puede visitarse y cuenta con un centro de interpretación, está dividido en tres espacios bien diferenciados: el campamento, destinado al hospedaje de los soldados; la villa, dedicada especialmente a las actividades agrícolas, y la mansión, que servía como lugar de reunión y descanso para los viajeros y los animales de tiro y carga.
La excavación de estos restos comenzó en la década de los 70, a pesar de que ya en los años 20 habían sido realizados trabajos de prospección por el intelectual gallego Florentino López Cuevillas. En 2008 fue declarado como Bien de Interés Cultural por lo que su visita es altamente recomendable.
Foto: Wikimedia // Iago Pillado // CC BY 3.0
Salinas Romanas de Vigo
Nuestra cultura actual bebe en gran medida de nuestro pasado romano. A los romanos les debemos nuestra noción de derecho judicial, infraestructuras civiles como los acueductos o las calzadas, inventos como el hipocausto, antecedente primitivo de nuestro suelo radiante, e incluso la puesta en marcha de formas de entretenimiento como los juegos de dados que han terminado por ser una pieza clave en la cultura popular del juego.
Otro de sus grandes aportes fue la introducción de salinas de evaporación solar. En Vigo se encuentra Salinae, la única salina marina de evaporación solar que se conserva musealizada de todo el Imperio Romano. Este yacimiento arqueológico, ubicado junto a la Villa Romana de Toralla, permite conocer de primera mano cómo los romanos hacían uso de este tipo de instalaciones y cuáles eran los usos que le daban a la sal obtenida de las superficies de las cubetas.
Cabe destacar que el centro expositivo se encuentra abierto al público de martes a domingo y que está adaptado a personas con problemas de movilidad.
Foto: Wikimedia // Lameiro // CC BY SA 4.0
Villa Romana de Toralla
Continuamos en la ciudad de Vigo para visitar la Villa Romana de Toralla, datada entre el 300 y el 450 d.C. Descubierta alrededor de 1920, no fue excavada hasta la década de los 90, cuando el Concello de Vigo recuperó la titularidad de la finca en la que se encuentra ubicada. Como tal, esta villa no destaca por su riqueza, ya que existen en el resto del territorio peninsular villas mucho más opulentas. No obstante, la de Toralla llama la atención por ser la única villa romana excavaba íntegramente de Galicia y por haber dedicado cerca del 20% de la superficie total del complejo a las termas, lo que nos indica que dentro de su época sí debió representar una casa rica.
Los historiadores creen que su abandono estuvo provocado por el avance de la arena proveniente de las dunas, que terminaría sepultando las ruinas hasta el siglo XX.
El complejo puede visitarse de dos formas: bien rodeando su exterior y valiéndose de los paneles informativos o bien paseando entre los restos de la villa y las antiguas estancias de la casa.
Foto: Flickr // Bicicleando // CC BY 2.0
Minas romanas de A Médula
Ubicadas en Carballeda de Valdeorras (Ourense), estas antiguas minas sirvieron en su día para la extracción de oro en el río Sil. Hoy en día pueden visitarse restos de las galerías, así como las acumulaciones de cantos rodados y los canales que se empleaban para el lavado del mineral.
Villa Termal de Riocaldo
También en Ourense, en concreto en la Baixa Limia, se encuentran los restos de una villa termal datada entre los siglos I y IV d.C. El conjunto está formado por una vivienda con varias dependencias entre las que destacan un espacio termal, un horno y un comedor. Las piezas de oro, bronce y mármol encontradas entre las ruinas vendrían a confirmar el alto nivel de vida de las personas que la habitaron.
Conjunto Arqueológico de Santa Eulalia de Bóveda
Foto: Wikimedia // amaianos // CC BY 2.0
Cerramos esta ruta por el pasado romano de Galicia en el Conjunto Arqueológico de Santa Eulalia de Bóveda, emplazado en la zona de los Ancares, provincia de Lugo. Se trata de una construcción tardorromana, construida alrededor del siglo III a pocos kilómetros de Lucus Augusti. Su finalidad no está clara, ya que algunos historiadores señalan que se trataba de un santuario de la diosa Cibeles, mientras que otros optan por describirlo como un lugar específico para la toma de baños. Sea cual fuere el uso que se le dio, Santa Eulalia destaca especialmente por la decoración de la bóveda, única en la Península. Además, en su exterior se puede apreciar un atrio flanqueado por dos columnas y una puerta con arco de herradura, una tipología arquitectónica que adaptarían más tarde los visigodos.
Imagen cabecera | Wikimedia – EDMAR LASTRA CASTILLEJOS (CC BY 3.0 ES)