Palacio de la Aljafería, residencia de musulmanes, cristianos y católicos

En Zaragoza encontramos un lugar emblemático por las leyendas y episodios históricos que residen entre sus muros. Estoy hablando del Palacio de la Aljafería, también llamado Palacio de la Alegría nombre que le puso Al-Muqtadir rey de la taifa de Zaragoza durante los años 1046 y 1081. Al-Muqtadir fue el que ordenó su construcción.

La relevancia de este palacio-fortaleza reside sobre todo en que es el único monumento que se conserva y que muestra el estilo de la época taifa. Las taifas son las divisiones que se llevaron a cabo en el califato de Córdoba tras el derrocamiento del califa Hishamm III.

El elemento más antiguo del Palacio de la Alegría es la Torre del Trovador (finales del siglo IX), una torre defensiva de planta cuadrangular y cinco pisos. Principalmente fue construida como torre vigía y más tarde se integró en el castillo palacio. En el año 1486 pasó a utilizarse como calabozo y prisión. Esta función se mantuvo en el tiempo hasta el siglo XIX.

Su interior sirvió de residencia a mandatarios de diferentes épocas: musulmanes con Al-Muqtadir, cristianos tras la reconquista de Alfonso I el Batallador en el año 1118 cuando pasó a ser residencia de los reyes de Aragón, más tarde la llegada de Pedro IV el Ceremonioso y finalmente el paso de la Inquisición. En cada uno de estos periodos fueron haciéndose ampliaciones y remodelaciones en el palacio para conseguir que se adecuasen a las necesidades de cada inquilino.

Así pues se ampliaron salas, se añadieron iglesias, se perdieron elementos decorativos pero se ganaron otros e incluso se añadieron dependencias para alojar a los oficiales de la Inquisición. El resultado de todos estos cambios han dejado para el deleite de los visitantes solerías, techumbres, yeserías, arcos y columnas que trasportan al observador a épocas pasadas.