Tres castillos y un santuario para una ruta histórica en Castellón
La provincia de Castellón tiene una larga tradición de castillos y fortificaciones. Su importancia durante toda la historia de la península ibérica hace que en su territorio haya varios castillos espectaculares, muchos de ellos recuperados para ser visitados. La visita a estas fortalezas, todas de origen medieval pero que pueden remontarse a tiempos anteriores, es un complemento ideal para la visita a Castellón, tanto en verano como en otros momentos del año.
Vamos a realizar un recorrido por tres de los castillos más importantes de Castellón y terminaremos este viaje por la provincia en un santuario muy especial, que no solo es un enclave muy especial en el interior de Castellón, sino que además cuenta con una leyenda oscura que lo convierte en un lugar muy atractivo para visitar.
Castillo de Onda
El castillo de Onda es conocido como el «Castillo de las 300 Torres«, aunque nunca tuvo tantas. Actualmente se conserva el castillo propiamente dicho, en la cima de la colina que preside la población. Desde la fortaleza se tiene una excepcional imagen de toda la Plana, con los campos de naranjos y la industria cerámica que preside la economía de la región.
Está restaurado tal y como estaba en la época musulmana, así que puede ver cómo estaba diseñado en esa época. En la parte superior se encuentra al alcazaba, de la que se ha recuperado la base sobre la que se levantaba la vivienda del caíd, con la configuración de los edificios y los jardines principales.
El Museo arqueológico se ubica en el castillo, en un edificio construido a principios del siglo XX, pero que se integra muy bien en el conjunto histórico. Las visitas son gratuitas y aporta, además, una vista magnífica a la Sierra de Espadán, que se levanta al Oeste de la población.
Esta es la ubicación del castillo de Onda.
Castillo de Peñíscola
La población de Peñíscola está considerada como uno de los Pueblos más bonitos de España y no es para menos. El casco histórico, situado sobre un peñón que se alza sobre el Mediterráneo, está coronado por el conocido como Castillo del Papa Luna. Este nombre lo recibe porque esta fortaleza fue el hogar del Papa Benedicto XIII tras el cisma. Es decir, el castillo de Peñíscola es una de las dos únicas sedes papales que hay fuera el Vaticano.
Para acceder al castillo se ha de ascender por el casco histórico, paseando por sus calles y admirando lugares tan emblemáticos como el Bufador, el Baluarte del Príncipe o la Casa les Petxines. El castillo ha sido restaurado hace pocos años e incluye pantallas interactivas, paneles informativos y unas vistas excepcionales al horizonte marino.
La entrada al castillo de Peñíscola cuesta 5 euros, aunque en esa entrada también se incluye la visita a los Jardines de Artillería, un complejo verde que se abre a los pies del castillo.
Descubre el castillo de Peñíscola.
Castillo de Morella
En el interior, a unos 50 km de Peñíscola, encontramos Morella, otro pueblo considerado como uno de los más bonitos de España. Dominando la comarca dels Ports de Morella, el impresionante castillo de Morella se alza sobre la muela de piedral. Un castillo que ha tenido una gran importancia a lo largo de los siglos, desde épocas medievales hasta las guerras carlistas. Hoy, se puede acceder a este castillo a través del Convento de San Francisco, que se puede visitar también.
Una vez se accede, una pequeña puerta permite ascender hasta el castillo, que se ha conservado bastante bien y ofrece, desde el patio de armas situado en la parte más elevada, una excelente vista a los montes de alrededor. Morella cuenta también con una muralla muy bien conservada, con los accesos originales a la población.
Descubre el castillo de Morella.
Santuario de la Virgen de la Balma
A pocos kilómetros de Morella, en dirección a Zorita del Maestrazgo, se encuentra el Santuario de la Virgen de la Balma. Este santuario está construido en una balma, una cueva semiabierta que discurre por la ladera de la montaña en la que se ubica. La leyenda cuenta que los «endemoniados y poseídos» acudían en peregrinación para librarse de sus males. La realidad es que allí vivía una orden de religiosas que ofrecía cuidados a los enfermos.
Es un lugar que transmite una sensación muy especial y adentrarse por la balma hasta llegar a la capilla, construida dentro de la misma, es toda una experiencia. Está decorada con sobriedad, pero resulta muy espectacular. El Santuario cuenta también con un restaurante en el que se puede disfrutar de la gastronomía del Maestrazgo castellonense, asi que se convierte en un lugar ineludible para los visitantes.
Puedes encontrar el Santuario de la Virgen de la Balma en el mapa a través del enlace.
Foto 2 | Calafellvallo – Flickr cc
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