El Morro, una parada en nuestra ruta por Nuevo México
Al suroeste de los Estados Unidos nos encontramos con el estado de Nuevo México, un rincón que fue habitado por nativos americanos durante siglos y que, por ello, cuenta hoy en día con una mezcla especial y diferente en cuanto a su historia, a su geografía, a sus tradiciones familiares, a su cocina, a su arquitectura tradicional e incluso a su paisaje y otras manifestaciones culturales. Aún así, hoy nos trasladamos hasta aquí por otro motivo diferente, y es que el día 8 de diciembre del año 1906 se designaba el segundo Monumento Nacional del país bajo el mandato del presidente Theodore Roosevelt.
Hablamos, como algunos/as ya habrán podido averiguar, de El Morro, un curioso promontorio de piedra y arenisca que se sitúa al oeste de Nuevo México en un antiguo camino, a unos 15 kilómetros, aproximadamente, de otro Monumento Nacional conocido como El Malpaís. La característica principal de El Morro es que en la base del promontorio nos encontramos con una piscina natural o charco que recoge el agua de la lluvia. Otra de sus características, quizá más conocida y famosa que la anterior, es que este lugar ha sido testigo de millones de viajeros a lo largo de los siglos, y es que muchos exploradores españoles y soldados americanos han dejado su huella e inscripción en él. De hecho, fueron los mismos exploradores españoles los que le otorgaron dicho nombre.
Los viajeros suelen dejar allí su firma, sus nombres, fechas e incluso la historia de sus rutas y recorridos. Aunque hoy en día muchas de esas inscripciones se estén borrando con el paso del tiempo, otras muchas se pueden seguir viendo, incluso algunas que datan del siglo XVII. Por ello mismo, El Morro se erige como casi un lugar de peregrinaje para el viajero, una parada obligatoria en cualquier ruta que llegue hasta el fantástico estado de Nuevo México.
Vía | Wikipedia
Foto | Flickr-Joseph Novak
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