La Ola, increíble fenómeno natural en los Estados Unidos
A veces, los mejores monumentos que uno puede ver no son grandes construcciones hechas por el hombre. A veces, esos monumentos simplemente son fenómenos naturales, lugares en los que la naturaleza, a través del paso del tiempo y de múltiples factores, ha creado y que hoy día nos fascinan. Lugares como La Ola, en los Estados Unidos.
La Ola (The Wave es inglés) es un increíble fenómeno natural, tan increíble que sólo una mente de lo más psicodélica se atrevería a diseñar algo así, en caso de que hubiese sido construido por la mano humana. Es un desierto rocoso pero que, tras la erosión de miles de años, se ha convertido en una ola, llena de coloridas líneas ondulantes en diferentes tonos anaranjados, líneas que parecen no terminar nunca y que crean un efecto visual de lo más impactante.
¿Cómo se ha formado esta peculiar ola? Los expertos dicen que ha sido a lo largo de un proceso de millones de años, pues estiman que comenzó a formarse en periodo jurásico. La erosión provocada por el viento y la lluvia convirtieron lo que era un desierto de dunas en este peculiar paisaje que puede parecer de otro planeta, pero que se encuentra en el nuestro.
¿Dónde se encuentra La Ola?
Precisamente ahora vamos a hablar de dónde se encuentra La Ola. Ya dijimos que está en los Estados Unidos y ahora concretamos con que está en el estado de Arizona, ya prácticamente lindando con el estado de Utah. De hecho, para sacar los tickets hay que dirigirse a una pequeña población de este estado de Utah, llamada Kanab, que es donde se encuentra el punto de acceso al parque.
Y es que, pese a tratarse de una zona natural y al aire libre, el acceso no es libre. Es más, está bastante restringido y no es nada fácil conseguir ser una de las 20 personas al día que puede acceder a contemplar La Ola. Se puede reservar plaza por internet y se puede reservar plaza en el puesto de tickets, pero si la demanda es superior a diez por cada forma (y lo suele ser), el derecho de acceso se decide por sorteo.
Luego, la visita no es fácil. Hay que superar un tramo de carretera sin asfaltar, que se tiene que hacer en un vehículo todoterreno, y luego caminar durante casi dos kilómetros, tanto a la ida como a la vuelta. Pero qué son todas estas dificultades ante la perspectiva de disfrutar de uno de esos monumentos naturales que merecen la pena conocer.
Foto | Flickr – Katie Darby
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