Curiosidades que puede te llamen la atención si viajas a Francia
Cuando viajamos a diferentes países seguramente nos impresionarán sus paisajes, sus edificios o su historia pero también es cierto que en otras ocasiones no podemos evitar que sean sus costumbres o la manera de comportarse sus habitantes lo que nos llame verdaderamente la atención. Francia, a pesar de estar aquí al lado es otro mundo, otro carácter otra manera de comportarse. Hoy quiero hablaros de algunas curiosidades sobre sus habitantes que aunque puedan parecer cosas nimias me llamaron mucho la atención.
Es curioso ver tantas diferencias entre dos países tan cercanos, ambos occidentales y europeos. Seguramente, en cada región tendrán unas costumbres u otras pero voy a hablaros en general sobre lo que pude apreciar. Lo primero que me llamó la atención es la bebida que toman para refrescarse en verano. En la mayoría de las casas ver botellas de diferentes siropes es habitual y no lo utilizan para decorar platos ni helados. Llenan un vaso de agua (normalmente del grifo) y le añaden sirope, ese es su refresco. Si lo toman en un bar o cafetería es más corriente pedir agua con gas y sirope de menta. Esto sí está bueno.
Otro tema es la hora del saludo y las presentaciones. Normalmente si no hay mucha confianza se da la mano tanto a mujeres como a hombres. Si ya hay más relación entonces se dan besos en la mejilla. Hay gente que da tres besos y gente que da sólo dos. Aparte de esto lo más curioso es que empiezan a dar los besos al contrario que nosotros. Es decir, nosotros primero ponemos la mejilla derecha y luego la izquierda, ellos hacen lo contrario por lo que la confusión está servida.
La mezcla racial también es llamativa, juntos conviven infinidad de razas. La más abundante es la árabe, aunque también hay mucha gente de color. Tanto en las capitales como en los pueblos más pequeños hay presentes gran cantidad de personas con diferentes culturas. Y por último el tono de voz. Definitivamente, tras mi visita a Francia, tengo que reconocer que los españoles somos muy escandalosos. Los franceses suelen hablar muy bajito, es más, hay veces que no los entiendes y no es por el idioma sino porque ni siquiera has podido oír lo que decían. Esto se hace más notable en los restaurantes y cafeterías, aunque estén llenas no se tiene sensación de algarabía, hasta que llegamos los españoles y sin querer ponemos el sonido ambiente.
Foto | Flickr-Júbilo Haku