El Espejo de Agua, el espectáculo más famoso de Burdeos
La Plaza de la Bolsa es el lugar más emblemático de la ciudad francesa de Burdeos. Su construcción, allá por el siglo XVIII, supuso una ruptura formal con la época medieval, liberando a la ciudad de las murallas que la comprimían, por lo que para la historia de Burdeos esta plaza es algo más que un bonito lugar.
La construcción de la Plaza de la Bolsa transformó para siempre a Burdeos
El antiguo edificio de Aduanas (hoy convertido en museo) y la Cámara de Comercio son los testigos de esta transformación. La ciudad abrió nuevas vías comerciales que ayudaron a su desarrollo y fomentaron la riqueza. Vías a través del río Garona, al que históricamente la ciudad siempre le había dado la espalda.
Este espacio hoy día es un lugar muy frecuentado, y no sólo por turistas. Es un punto de encuentro, un lugar incluso para relajarse o para dar un paseo, dada su amplitud, para detenerse a admirar su belleza. Pero lo que nos interesa a nostrosos es concretamente un espectáculo que tiene lugar en esta Plaza de la Bolsa y que se llama «El Espejo de Agua».
El Espejo de Agua
El Espejo de Agua es un espectáculo casi único, y de entre los que hay similiares en otras partes del mundo no hay ninguno tan grande como éste. Mediante un sistema especial, el suelo de la plaza se llena de agua y este agua actua como un espejo, reflejando el gran Palacio de la Bolsa, en una imagen bellísima y que es inevitable no guardar para el recuerdo.
Este efecto espejo funciona desde 2006 y es ideal para el verano
Le Miroir d’Eau (que así se dice en francés) se instala en el año 2006 y desde entonces funciona a diario. Desde el suelo, formado por placas lisas y uniformes de hormigón, emana el agua formando una fina capa de dos centímetros que provoca ese efecto de espejo, bastante conseguido. Otro de los efectos que consigue es el efecto niebla, cuando se emana una pequeña cantidad de vapor de agua.
Además de disfrutar de las vistas, el Espejo de Agua se convierte en una buena solución para la época veraniega, cuando arrecia el calor. En cuanto sale el agua o los chorros de vapor, la gente pasa a refrescarse, aunque sea para mojarse un poco los pies. Es muy común ver a los niños disfrutar tanto del agua como de la niebla.
Foto | Flickr – Thomas Cuelho
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