Dos cosas que visitar en Burdeos durante una escapada de fin de semana
La ciudad de Burdeos tiene muchas cosas interesantes para descubrir durante una escapada de fin de semana, así que te enseñamos dos de ellas para empezar.
Las ciudades que viven de cara al mar ofrecen siempre una mirada distinta a la vida. La dureza de la vida junto al mar viene siempre acompañada de un aspecto mucho más agradable, gracias a todo lo que ofrece la vida junto al mar. Si este es el oceáno Atlántico, todo se multiplica. La Rochelle es una de estas ciudades, que vive el mar, su cultura y su esencia, de forma muy intensa.
Para conocer bien La Rochelle, se puede comenzar la visita por el Gran Reloj que marca la entrada al casco histórico de la ciudad. En este recorrido el viajero se va a sumergir en la historia de la villa marina. Sus calles discurren flanqueadas por casas con entramado de madera, callejones escondidos, pasajes abovedados y decoraciones de fachadas con impresionantes gárgolas.
No hay que dejar de mirar hacia arriba, porque los tejados esconden pequeños tesoros arquitectónicos que hacen que todo sea más interesante y agradable de ver. En alguna de sus calles se pueden encontrar placas que cuentan historias relacionadas con esos lugares, que enriquecen la visita. Con este paseo se puede comprender que a La Rochelle la denominen «la ciudad blanca«, por el color que ofrecen sus fachadas construidas con piedra caliza blanca.
Fuera del casco histórico se puede encontrar el Puerto Viejo de La Rochelle. Data del siglo X y es el corazón de la ciudad. No solo se puede disfrutar del aire marinero paseando por él, sino que hay una gran cantidad de bares y restaurantes que invitan a conocer la gastronomía de la región o simplemente, tomar un refresco o una copa de vino para relajarse en un entorno irrepetible.
En el puerto se puede visitar el muelle Duperré y desde allí se pueden ver las torres de la ciudad, que se encuentran a solo 300 metros del puerto. Estas torres son los símbolos de la ciudad y son la torre de la Cadena y la torre de San Nicolás. No muy lejos está la torre del faro, que junto a las otras dos conforman una de las visitas obligadas a la ciudad.
Desde ellas se puede tener una vista privilegiada de la ciudad y se puede acceder a las tres con una única entrada. En su interior, además, hay varias exposiciones para poder conocer más cosas sobre la rica historia de La Rochelle.
A pocos kilómetros de la ciudad se encuentra la isla de Ré. Se accede a ella a través de un puente de tres kilómetros y se puede visitar de manera muy sencilla. Los largos paseos en bicicleta por sus caminos y la degustación del rico marisco que se ofrece en sus restaurantes son los principales argumentos para visitar esta isla.
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