El pan en Holanda, un manjar más adictivo de lo que parece
Tanto a la hora de desayunar como a la hora de almorzar, el pan es un alimento que no debe faltar en una mesa de una casa de los Países Bajos. Es más, un desayuno típico de un holandés podría ser rodajas de queso con pan, y el almuerzo más típico, frituras aparte, suele ser un bocadillo, por eso de aligerar tiempo y poder comer en cualquier lugar.
Pero el pan que se suele comer en Holanda puede ser un manjar mucho más adictivo de lo que podéis imaginar. Y es que hay tantas variedades y tantos sabores que es difícil encontrar uno que no guste, e incluso se comen solos, como si de un dulce o un pastel se tratasen. Por ejemplo, hay panes que tienen virutas de chocolate, las que aquí usamos en repostería para decorar.
Uno de los panes más típicos de este país es el pan de centeno, que allí lo llaman roggebrod. Es un pan de color oscuro del que dicen que no engordan pero que son muy nutritivos, tanto que dicen que Van Gogh prácticamente sólo se alimentaba de él. Es muy típico encontrarlo como acompañamiento de los arenques crudos, sí, esos que se sirven con cebolla y que hay que comerlos de un bocado.
Otro pan muy típico es el llamado kerststol. Este pan, esponsojo y blandito, tiene frutos secos y pasas confitadas. Es lo que se conoce como un pan de lujo, reservado para ocasiones especiales en lugar del pan blanco que es más para diario. Este en concreto es típico de las fiestas de Navidad y según donde estemos podemos encontrar muchas variedades del mismo.
Foto | Flickr – Tim Lucas
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