Históricas columnas en la ciudad de Dublín
Cuando recorremos una localidad en unas vacaciones de tipo cultural, siempre buscamos aquellos sitios que acogen parte de la historia de los mismos. Esto lo relacionamos, normalmente, con museos, palacios, castillos, edificios históricos, pero pocas veces se nos ocurre buscar un rincón de la historia de una ciudad en las columnas como monumentos.
Paseando por la ciudad de Dublín, tenemos la posibilidad de tropezarnos, por sus calles, con algunos monumentos en forma de columnas que llegan a ser muy representativas del propio lugar. Columnas que nos muestran clasicismo, modernidad o, incluso, columnas que ya no están pero que han dejado huella en el lugar.
En este último caso, encontramos la Columna Nelson o, también llamado, el Pilar de Nelson, ubicada en la archiconocida Calle O´Conell (conocida en aquella época como Sackville). Esta columna fue erigida entre los años 1808 y 1809, en honor al Almirante Nelson, uno de los más famosos marinos de la historia.
Con treinta y siete metros de altura y una escultura del almirante de cuatro metros coronándola, una bomba colocada por el IRA, en 1966, acabó con su monumentalidad, quedando, sin embargo, para el recuerdo que, una vez, coronó aquella avenida.
Pero también tenemos, en Dublín, columnas que aún siguen existiendo. Esto ocurre con el Monumento a Wellington, en honor al duque del mismo nombre, más conocido en el país como el Duque de Hierro. Para encontrarlo, debemos trasladarnos al sureste del Parque Phoenix, donde un enorme obelisco de sesenta y dos metros de altura se levanta, siendo el más grande de toda Europa. Aunque su construcción comenzó en 1817, la falta de fondos obligó a dejarlo a medias, siendo continuada su finalización cuando se abrió al público en 1861.
Y no todo van a ser tradiciones históricas a la hora de analizar la visión de una columna monumental en Dublín. En la Calle O´Connell, encontramos un moderno monumento, a la que se considera la escultura más alta del mundo: el Spire de Dublín, denominado oficialmente el Monumento de la Luz.
Realizada en acero inoxidable, su construcción duró un mes entre finales del 2002 y principios del 2003. Sus ciento veinte metros de altura se encuentran depositados sobre una base con unos tres metros de diámetro. Curiosamente, esta escultura sustituyó a la destruida del Almirante Nelson, y sirvió para hacer renacer una zona que se encontraba en franca decadencia desde la década de los setenta.
Para que vean, no es necesario meterse en un museo, un palacio o un castillo para conocer una parte de la historia y la tradición de un país. Atravesando las interesantes calles de Dublín, nos podemos tropezar con estos monumentos, de los cuales, también tendremos la oportunidad de aprender algo histórico, cultural o, simplemente, artístico, del país irlandés.
Vía | wikipedia
Foto | flickr-vivido