Escapada perfecta por pueblos italianos en primavera
Italia es un país lleno de encanto durante todo el año, pero en primavera florece literalmente en belleza. Es la estación ideal para descubrir esos pueblos pintorescos alejados del bullicio turístico, donde las calles empedradas, el aroma a flores frescas y la calidez de la vida local hacen que perderse sea lo mejor que puede pasarte. A continuación, te mostramos algunos de los pueblos más encantadores para perderse en primavera por Italia.
Conocido como “el pueblo que muere”, Civita di Bagnoregio es un sitio encantador, está situado en la cima de una colina y rodeado por un profundo cañón de arcilla. En primavera, los verdes paisajes circundantes contrastan con las casas de piedra, creando una imagen de postal. El acceso es solo peatonal por un largo puente, lo que lo hace aún más especial. Pasear por sus callejuelas es como retroceder en el tiempo.
Otra de las mejores propuestas es conocer Castelluccio di Norcia .Famoso por la espectacular fioritura que ocurre entre finales de mayo y principios de julio, este pequeño pueblo en los Montes Sibilinos se transforma en un mosaico de colores. Las llanuras de flores silvestres y lentejas en flor hacen de Castelluccio un paraíso visual en primavera. Además, la tranquilidad y los paisajes montañosos lo convierten en un destino inolvidable.
Enclavado en las colinas ligures, cerca de la frontera con Francia, Apricale es un lugar lleno de callejones serpenteantes y casas de piedra que se apiñan en la ladera. La primavera es ideal para recorrerlo a pie, visitar sus iglesias medievales y disfrutar de la gastronomía local en pequeñas trattorias con terrazas soleadas.
Aunque es más conocido y visitado que otros pueblos de esta lista, Vernazza en primavera aún conserva su esencia tranquila. Antes de la temporada alta, es un lugar perfecto para pasear junto al mar, recorrer sus senderos entre viñedos y acantilados, y saborear una focaccia con vistas al puerto. Los colores pastel de sus casas bajo la luz primaveral son pura poesía.
A orillas del Lago de Orta, Orta San Giulio ofrece una experiencia íntima. Sus calles estrechas conducen a la plaza principal frente al lago, desde donde se puede tomar una pequeña barca hacia la Isla de San Giulio, hogar de un monasterio de clausura. En primavera, el clima suave y el aire limpio lo hacen ideal para desconectar.
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