La Basílica de San Pablo, una casi desconocida en Roma
Cuenta la historia cristiana que el apostol San Pablo vivió sus últimos años cautivo en Roma hasta su ejecución. Enterrado en un cementerio a las afueras de la Roma del siglo I, cerca de la vía que llevaba a Ostia, muy pronto se desarrolló el culto en el lugar de su enterramiento.
Sobre el lugar donde debieron estar sus restos se eleva una de las iglesias más antiguas de Roma: la Basílica de San Pablo. Es una de las cuatro basílicas mayores de Roma, junto a la de San Juan de Letrán, la de Santa María la Mayor y la de San Pedro, que por motivos obvios es la más conocida.
Aunque la primera capilla en honor a San Pablo data del mismo siglo I y ya en el siglo IV existía una basílica, el edificio que vemos actualmente es del siglo XIX, pues quedó prácticamente destruida por un incendio en esas fechas. Desde todo el mundo llegaron donativos para levantar el templo, por lo que el resultado fue una construcción fastuosa, de gran amplitud y con una rica decoración en oro.
La gran duda es saber si realmente está o no está ahí enterrado San Pablo. En el año 2006 se encontró un sarcófago con unos restos que, según el Vaticano, corresponden a los del apostol pues el carbono-14 dicen que datan del siglo I. Ya si uno piensa que ahí estaba Pablo El Tarso o no es ya cuestión de fe.
¿Por qué decimos entonces que es una casi desconocida en Roma? Pues básicamente porque queda bastante alejada del centro. De hecho, su nombre al completo es Basílica de San Pablo de Extramuros. Por eso, es un lugar que se puede visitar sin el agobio habitual de otros espacios de la ciudad, ya que hay menos turistas.
Foto | Flickr – Rosino
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