La tumba de Caio Cestio, una pirámide en Roma

El Imperio Romano fue tan vasto y extenso que en su momento llegó a ocupar Egipto, cuando en esta región gobernaba la dinastía de los Ptolomeos. Roma se benefició del trigo egipcio pero también, fuera aparte de todos los líos de Cleopatra con César o Marco Antonio, se influenció de esa cultura tan diferente.

Un ejemplo de esta influencia es que en Roma podemos encontrar una pirámide. Aunque suene raro, e incluso para el turista resulta chocante, lo cierto es que esa pirámide lleva ahí más de dos mil años, pues se construyó en el año 12 antes de Cristo. Por aquel entonces, estaba muy de moda el construirse grandes tumbas en Roma, y a una persona se le ocurró la idea de hacerse un sepulcro al estilo de los grandes faraones del antiguo Egipto.

Ese hombre fue Caio Cestio, un magistrado romano. Él fue quien mandó cosntruir esta pirámide, cuya punta está a unos 36 metros. Se construyó de ladrillo, se decoró en su exterior con mármol, y por eso la vemos así, y se tardó en construir menos de un año, lo que para la época y para los medios de entonces supone una construcción bastante rápida.

Aunque es prácticamente imposible visitarla por dentro, la verdad es que no hay mucho que ver. Al igual que ocurriera en el antiguo Egipto, la Pirámide de Caio Cestio también fue saqueada en la antigüedad. Nada escapaba a los ladrones de entonces, por mucho que se sellaran las cámaras y por muchas trampas que se les pusieran. Ni siquiera las maldiciones les asustaban. Lo único que se encontró está hoy en los Museos Capitolinos.

Aún así, si os pica la curiosidad de conocerla, no tenéis más que acercaros a la Piazzale Ostiense. Junto a ella además encontraréis la Porta de San Paolo, una de las grandes puertas de entrada a la Roma amurallada y un bonito parque para descansar un poco de tanto pateo por la Ciudad Eterna.

Foto | Flickr – Daddaq

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