Monteriggioni, pueblo amurallado en la Toscana
A lo largo del siglo XIII, los señores de Siena querían controlar un tramo de la Vía Cassia, el que unía su ciudad con Florencia, ciudad enemiga por aquel entonces. No encontraron mejor lugar que una colina natural, unos quince kilómetros al norte de Siena, para erigir una gran fortaleza defensiva.
Esa fortaleza cubre con una muralla todo el contorno de la colina, con nada menos que catorce torres de defensa y vigilancia en el perímetro. Y dentro de esa fortaleza y al amparo de la protección que ofrecía, nació una población que se quedó con el nombre de Monteriggioni y que hoy puede presumir de ser uno de los pueblos más pintorescos y bonitos de la zona, y mira que en la Toscana no será por sitios destacados.
Con una población actual que ronda los ocho mil habitantes, acudir a Monteriggioni es como ir a una clase de historia. Prácticamente se podría decir que la muralla no ha sufrido modificaciones con respecto a su aspecto original, más allá de las necesarias por el lógico paso del tiempo, e igual pasa con los palacios y casas señoriales de la gente de abolengo que se instaló en este lugar.
El pueblo es pequeño y se recorre rápidamente, por lo que no se pierde mucho tiempo y es bueno para hacer una parada de camino a Florencia o a Siena. La calle principal recorre la colina de norte a sur, entre las dos grandes puertas de entrada, confluyendo en la plaza principal, la Plaza de Roma, donde se encuentra la iglesia.
Ya si uno quiere entretenerse más puede dar una vuelta por el contorno de las murallas. Ahí tramos de la misma con pasarelas que hacen seguro el paso de los visitantes, de tal modo que uno puede sentirse como un centinela de ronda, disfrutando de las vistas al exterior o al interior del pueblo.
Foto | Flickr – Emanuele Russo
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