La Medina de Sefrou, genuina y anclada en el pasado
aunque es bastante desconocida todavía por los turistas. El festival tiene lugar todos los años en el mes de julio como celebración de la cosecha. Multitud de cantos bereberes y espectáculos folclóricos visten las ciudad. Por supuesto y al igual que en el Festival de las Rosas, las mujeres adornadas se presentan para la elección de la Reina de la Cereza.
Sefrou ha permanecido impermeable al paso del tiempo. Sus calles de pasadizos estrechos y en ocasiones oscuros crean un velo especial. La medina está separada en dos partes por el río Aggai con lo que encontraremos numerosos puentes. Como el río sufre bastantes crecidas durante el año, la ciudad se construyó a unos diez metros de altura para evitar inundaciones. Lo triste es el mal aspecto de las aguas del río, enturbiadas por los vertidos de desperdicios y basuras por parte de los lugareños.
Esta pintoresca medina es fácil de recorrer ya que tan solo cuenta con cuatro o cinco calles comerciales. Podemos encontrar excelentes artesanías entre las que destacan los trabajos de tapicería y productos de madera de cedro. En la parte derecha cruzando el río encontramos la Judería donde aunque ya no queda ninguna familia hebrea todavía podemos encontrar edificios de diseño típico con las marquesinas de madera de cedro sobre las puertas. Junto a Fez, este fue uno de los lugares donde se asentaron una de las mayores comunidades hebreas.
Vía | Marruecos aventura
Foto | Flickr-Omer Simkha