Los cuenta cuentos de la Plaza Jemaa el Fna, una tradición milenaria

Los cuenta cuentos de la Plaza Jemaa el Fna, una tradición milenaria

Escrito por: Victor Alós    31 agosto 2014    2 minutos

Hay un dicho en la ciudad de Marrakech que dice: «Si un cuenta cuentos muere, se pierde una gran biblioteca«. Y esto se podría extender a toda la geografía de Marruecos, ya que durante siglos, los cuenta cuentos han sido los transmisores de la sabiduría popular a través de la cultura oral. Actualmente, quedan pocos de estos maestros de la narrativa oral, pero sus historias continúa reuniendo a decenas de oyentes a su alrededor.

Hay algo que no se recuerda con la suficiente frecuencia: la plaza Jemaa El Fna fue considerada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO no por la arquitectura de los edificios que se alzan en ella, ni por los pequeños restaurantes o comercios que hay en ella, sino porque allí se continúa transmitiendo esa cultura inmortal gracias a la labor de los cuenta cuentos.

El arte de contar historias no es algo que pueda hacerse de cualquier manera. Durante siglos, los encargados de narrar estos cuentos han sido personas que se han entrenado y se han preparado de manera concienzuda para transmitir estos relatos que pasan de una generación a otra de manera oral.

Al caer la tarde, es normal ver como la gente se arremolina en torno de los dos o tres cuenta cuentos que todavía acuden a la plaza Jemaa El Fna para hacer vibrar a un entregado público sus historias del Bien contra el Mal y hacer sentir que se participa de manera activa en ellas.

La modulación de la voz, la utilización de sus manos, los gestos de la cara y toda la expresividad de su cuerpo hace que te sumerjas en la narración aunque no entiendas el idioma. No es necesario saber de qué habla el cuenta cuentos, ya que la experiencia va más allá del idioma y hay que deleitarse con la misma narración y disfrutar con las reacciones de los espectadores.

Foto | Ahron de Leeuw – Flickr

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