Los 5 museos que debes conocer en Noruega
Noruega es un país famoso por sus paisajes espectaculares, fiordos majestuosos y auroras boreales, pero también alberga una impresionante oferta cultural y museística. Desde la historia vikinga hasta el arte moderno y la exploración polar, los museos noruegos ofrecen experiencias fascinantes para quienes deseen conocer más sobre la historia y la identidad del país. Aquí te presentamos cinco museos interesantes que no puedes dejar de visitar en Noruega.
Si te interesa la historia de los vikingos, el Museo de los Barcos Vikingos es una visita obligada. Ubicado en la península de Bygdøy, en Oslo, el Museo de los Barcos Vikingos alberga tres de los barcos vikingos mejor conservados del mundo: el Oseberg, el Gokstad y el Tune, todos datados entre los siglos IX y X. Ver barcos originales es sin duda una de las grandes experiencias.
Noruega ha sido cuna de algunos de los exploradores polares más importantes de la historia, y el Museo Fram, también en Oslo, está dedicado a la exploración del Ártico y la Antártida. La pieza central del museo es el Fram, el legendario barco utilizado por Fridtjof Nansen, Otto Sverdrup y Roald Amundsen en sus expediciones polares.
Para los amantes del arte, el Museo KODE, en la ciudad de Bergen, es uno de los museos más importantes de Noruega. Se trata de un complejo de cuatro museos que albergan una vasta colección de arte noruego e internacional, con obras que van desde el romanticismo hasta el arte contemporáneo. Aquí puedes ver El Grito, que es una de las obras más famosas de Edvard Munch.
Ubicado en la ciudad de Tromso, el Museo de Historia Natural de Tromso es una excelente opción para conocer la vida silvestre del Ártico, la cultura sami y las auroras boreales. Es el museo más septentrional de Noruega y cuenta con exhibiciones interactivas sobre la fauna y la flora de la región.
Este museo es ideal para los apasionados por la aventura y la exploración. El Museo Kon-Tiki narra las hazañas del explorador noruego Thor Heyerdahl, quien en 1947 cruzó el océano Pacífico en una balsa de madera llamada Kon-Tiki para demostrar que las civilizaciones precolombinas podrían haber realizado viajes intercontinentales.
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