Enrique El Navegante, el hombre que abrió Portugal al mar
Acotado al margen izquierdo de la Península Ibérica y presionado por el poderoso Reino de Castilla, al Reino de Portugal no le quedaba otra forma de expandirse que abriéndose al mar. Sin embargo, hablamos del siglo XV, y la navegación y la cartografía, por entonces, dejaba mucho que desear.
Hacía falta pues un hombre de amplias miras, con inteligencia y además, con recursos, y la persona de Enrique El Navegante reunía todas esas características. Hijo del rey Juan I este infante se ganó ese sobrenombre de «El Navegante» porque fue el que sentó las bases para que comenzara la era de los Descubrimientos.
Lo cierto es que a lo largo de su vida, hay que señalar que no fue un gran conquistador ni un gran descubridor. Sus proyectos trajeron como resultado el descubrimiento y conquista de Madeira o el oro que escondía la costa meridional de África, pero también hay algún que otro fracaso militar, como la fallida conquista de Tánger, que sería una de sus últimas campañas.
Lo que verdaderamente hay que destacar en su labor fue la creación de la Escuela de Navegación de Sagres, ciudad que el fundó en la punta más al sur del país. Tanto en esta escuela, como también en la Universidad de Coimbra, se lograron importantes avances en numerosos campos (astronomía, cartografía, construcción de botes …) que hicieron que, en los años venideros, el hombre conquistara los mares y recorriera el mundo al completo.
Para que se hagan una idea, de Sagres salió Vasco de Gama, el más famoso navegante portugués que realizó la ruta marítima de la India. Y de Sagres salió nada menos que Cristobal Colón, que por intentar alcanzar una ruta diferente hacia la India, acabó protagonizando uno de los grandes momentos de la historia, el Descubrimiento de América.
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Foto | Flickr – Glen Bowman