La Iglesia de San Francisco, la iglesia de oro en Oporto
Los franciscanos llegaron a Oporto a principios del siglo XIII, aunque tardaron un poco en establecerte definitivamente. Por motivos más que nada burocráticos, la construcción de la iglesia y el convento se alargó bastante en el tiempo, hasta que finalmente, en los primeros años del siglo XV ya se podía dar por acabada definitivamente la obra.
De aquello tan sólo queda en pie la iglesia, después de que un incendio en el siglo XIX destruyera el convento. Una iglesia, la de San Francisco, que es uno de los principales monumentos de la ciudad de Oporto, no ya por aquello de que es uno de los edificios más antiguos de la ciudad sino porque está considerada como una de las iglesias más suntuosas de toda Europa, tan suntuosa que la mantenían cerrada casi todo el tiempo por miedo a los ladrones.
Con decir que a la iglesia se la conocía como la Iglesia de Oro, ya os podéis ir haciendo una idea. Los retablos de las capillas, las esculturas de las naves … en definitiva, muchas de las partes de la iglesia están literalmente cubiertas de oro. No está tipificado, pero se cuenta que entre 300 y 400 kilos de oro en polvo se usaron en la decoración de esta iglesia que, además, cuenta con una importante colección de obras de arte en pintura, murales y escultura.
Todo esto viene a que las grandes familias de la ciudad, las más adineradas, tomaron a ésta como su iglesia. Las catacumbas del templo están llenas de tumbas, tanto por las paredes como por el techo, en donde encontramos a miembros de la orden franciscana y a algunos ilustres vecinos de Oporto cuyas familias compraron y decoraron una capilla.
Las catacumbas y el oro son los grandes reclamos de esta iglesia, pero no los únicos. Los amantes de la arquitectura disfrutarán descubriendo los detalles románicos, góticos y barrocos, como por ejemplo el gran rosetón de la portada, que se entremezclan en este templo que es uno de los lugares que no se pueden dejar escapar en una visita a Oporto.
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