Alojarse en un convento, una experiencia relajante para olvidarse del mundo exterior
Aunque no se trata de una modalidad de vacaciones muy conocida ni que se suela utilizar mucho, es algo que se ha de tener en cuenta. Y es que alojarse en un monanesterio, un convento o una hospedería que dependa de uno de ellos es todo un placer para los sentidos. Entre otras cosas, porque estos establecimientos no suelen tener televisión ni conexión WiFi, algo que va a venir muy bien para relajarse y olvidarse del mundo exterior. Al menos, en parte.