Kairuán, una ciudad patrimonio de Túnez que hay que visitar
A una distancia de 160 kilómetros de la capital, la ciudad tunecina de Kairuán es uno de los lugares más aconsejables para visitar en Túnez. Se trata, de hecho, de una de las ciudades consideradas como Patrimonio de la Humanidad. Es, además, la primera gran metrópoli que se levantó en el Magreb y la primera población del país, fundada en el año 670 DC. Su Gran Mezquita también está considerada como la primera que se edificó en el Magreb y por ello se considera lugar sagrado del Islam.
Si nos fijamos en ella, podremos ver cierta similitud con alguna de las mezquitas que se pueden encontrar en otros lugares, como Andalucía. De hecho, después del siglo IX, que es cuando se levantó esta, sirvió de modelo para otras muchas edificaciones religiosas, que siguieron las normas arquitectónicas marcadas por ella.
Los visitantes no creyentes tienen permiso para acceder a ciertas zonas, como el patio y pueden ver la zona de oraciones. Los arcos presentes en la construcción crean un espacio muy atractivo y suele recibir muchas visitas porque se trata de un edificio muy emblemático para el país. El minarete que se alza junto a ella también es un lugar a visitar y se puede subir para obtener las vistas que siempre esperan en lo más alto de estas edificaciones. Además, se da la característica especial de que este minarete está basado en el Faro de Alejandría, lo que le aporta todavía más interés.
Kairuán es una ciudad considerada Patrimonio de la HumanidadNo es la única mezquita que se puede encontrar en la ciudad, ya que hay varias más. Entre ellas destaca una del siglo XVII, llamada la «Mezquita del Barbero«, que además de tener varios patios y salas de oración, es el lugar donde se encuentra el mausoleo del profeta Sidi Saheb. Tras las murallas almenadas que rodean el casco histórico se encuentra la medina, un conjunto de estrechas calles con fachadas blancas y puertas de un vivo color azul que ofrece una vista a otros tiempos.
En el zoco se puede encontrar, como es normal, de todo. Pero si hay un producto que destaca sobre los demás, eso son las alfombras de lana que se confeccionan en la ciudad. Muchos artesanos mantienen sus talleres abiertos al público, así que es posible asistir al momento de su confección y dejarse sorprender por la labor que realizan.
La gastronomía de la ciudad se compone de elementos propios de la cocina bereber y destaca el maqroudh, un dulce hecho con sémola, acéite de oliva y miel. La visita se complementa con varios museos y construcciones medievales, que permiten recorrer la historia de una ciudad con mucho que decir en la cultura del Mediterráneo.
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