La Capilla Paulina en el Vaticano
La llamada Capilla Paulina, que se encuentra en el Vaticano, es una reconocida capilla en el Palacio Apostólico, está separada de la Capilla Sixtina por una sala. Su nombre ha sido dado por el Papa Pablo III quien envió a realizar su construcción en el año 1540.
En ese momento el trabajo fue encargado al arquitecto Antonio de Sangallo. Actualmente es una reconocida parroquia muy visitada por los creyentes y por los turistas de todo el mundo.
Muchas visitan el lugar para conocer sus obras de arte. Miguel Ángel, antes del año 1550 pintó dos de sus frescos: La conversión de san Pablo y la Crucifixión de San Pedro. Además, en si interior se pueden disfrutar obras de Lorenzo Sabbatini y Federico Zuccaro y las estatuas fueron creada por P. Bresciano.
En ese momento el trabajo fue encargado al arquitecto Antonio de Sangallo.
Antes de que tenga lugar el cónclave todos los miembros del Colegio Cardenalicio se reúnen en su interior para recordar su obligación de dar a la iglesia un representante, después pasan a la Capilla Sixtina. Estos sucedió por última vez en el año 2013 cuando se juntaron en el lugar para empezar la procesión.
Vale la pena mencionar que existen dos Capillas Paulinas más en Roma, una ubicada en el Palacio del Quirinal y la otra en la Iglesia de Santa María Maggiore.
Lo que podemos asegurar es que en su momento de construcción no se escatimó en ningún gasto, la decoración del lugar y su arquitectura es realmente magnífica, como te mencionamos anteriormente en su interior se pueden ver obras de arte de uno de los pintores más importantes de la historia.
Miguel Ángel nació en la Toscana Italiana, en la localidad de Caprese, era hijo de una reconocida familia, en un comienzo el padre no estaba demasiado seguro de la vocación de su hijo, pero su decisión no tuvo dudas. Su formación la obtuvo del taller de Ghirlandaio, en ese lugar se pudo descubrir que realmente Miguel Ángel tenía un don innato y un talento sorprendente. A lo largo de su vida trabajó para los más importantes comitentes de la época, entre ellos el papado y la familia Médicis.
Luego de haber finalizado el fresco del Juicio Final en la Capilla Sixtina el papa Pablo III le pidió que realizara dos frescos en la Capilla Paulina. Su trabajo demoró cerca de ocho años pero los resultados fueron imponentes, magníficos. La demora, además de el nivel de detalles, se debió suspender por el estado de salud del pintor y por un incendio que sufrieron las instalaciones.
El primer fresco que se realizó fue el Martirio de San Pablo. Esta obra está considerada como mucho más arriesgada de las que venía haciendo, lo que generó que tuviera algunas críticas. Quizas por esa razón al realizar su segundo fresco, dedicado a la Crucifixión de San Pedro, retomara a un estilo más clasicista y tradicional. Estas obras pueden ser consideradas como las últimas creaciones pictóricas realizadas por el artista.
Vía | Wikipedia
Foto | Flickr – Pablo Cabezos
Comentarios cerrados