Tres castillos impresionantes que ver en los alrededores de París
En los alrededores de París se pueden encontrar distintos castillos y palacios que son lugares muy interesantes para descubrir durante la escapada a París
Tres monumentos históricos para conocer en París
París tiene grandes monumentos, pero queremos detenernos en tres de ellos, que forman parte de la historia de la ciudad e incluso de la cultura egipcia.
París es una de las ciudades europeas más visitadas y que tiene muchos monumentos históricos enormes para conocer. Traídos desde otros países, réplicas de monumentos originales regalados a otros países o recordatorios de hazañas bélicas, que forman parte de la historia de la ciudad y que mantienen viva la épica de un pasado muy rico. Estos son tres monumentos históricos importantes en París.
El Arco del Triunfo
El Arco del Triunfo es uno de los monumentos históricos más importantes de París. Se construyó por orden de Napoleón Bonaparte para conmemorar la batalla de Austerlitz. En el año 1806 se dio la orden para comenzar la construcción de este monumento, que no comenzó a levantarse hasta 1808 y no se terminó hasta el año 1836.
Se basa en los arcos de la antigüedad, majestuoso e imponente. El Arco de Triunfo tiene una altura de 50 metros, una anchura de 45 metros y una profundidad de 22 metros. Se puede acceder a la parte superior a través de una escalera con 286 escalones y desde allí se obtiene una espectacular imagen que recoge la avenida de los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia, que está a 2,2 kilómetros de distancia en línea recta, el Louvre y otros lugares emblemáticos de la ciudad.
A sus pies se encuentra la Tumba al Soldado Desconocido, con una antorcha que se enciende cada noche para rendir homenaje a los soldados franceses caídos en combate.
Catacumbas de París
El subsuelo de París está repleto de túneles que esconden un vestigio de la historia de la ciudad. Las catacumbas de París se despliegan en el subsuelo y albergan alrededor de los huesos de alrededor de 6 millones de personas. Originalmente, se trataba de una red de túneles de los que se extraía piedra caliza. Hay unos 300 kilómetros de túneles excavados en roca bajo la ciudad, una compleja red que se utilizó para guardar los restos de muchos parisinos.
En 1786 se comenzó a utilizar como osario, llevando a los túneles los restos de varias fosas comunes y cementerios de la ciudad. Poco a poco, se fueron trasladando más huesos y se convirtieron en el osario que es hoy. La visita se realiza solo en una pequeña parte de las catacumbas, pero resulta una de las visitas más curiosas y recomendables de París.
Obelisco de Luxor
La exploración de los arqueólogos franceses en Egipto han ayudado a que conozcamos algo mejor esa fascinante cultura antigua. Jean Francoise Champollion fue el descubridor de la piedra Rosetta, gracias a la que se pudieron traducir muchos de los jeroglíficos de las tumbas y construcciones egipcias.
El obelisco de Luxor, que se encuentra ubicado en la plaza de la Concordia fue un regalo del gobierno egipcio en 1830 al francés. Mide 23 metros de altura y pesa 236 toneladas, y presenta cuatro caras con jeroglíficos. En la base se ha hecho una reproducción del templo de Luxor.
Pese al tiempo pasado en una gran ciudad, sometido a la contaminación ambiental, se conserva bastante bien y no presenta graves daños en su superficie y su estructura. Es uno de los monumentos que hay que contemplar durante la visita a París, ya que no solo es un monumento de la capital parisina, sino un vestigio del antiguo Egipto.
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